2017-07-24-PHOTO-00000047

De la delegación de Alhama de Murcia, Gine, que lleva ocho años peregrinando a Lourdes, comparte con nosotros su experiencia en la peregrinación de este año:

¿Qué ha sido volver a Lourdes este año? Redescubrir…  Como cada año, este encuentro es un redescubrimiento de mi propia felicidad. Un encuentro con mis compañeros de viaje, con mis amigos, con los enfermos, con la música, con el lugar y lo más importante con Dios.

Cada año de viaje, siento como se cae parte del escudo en el que aprendí a cobijarme desde mi infancia. Cada día que paso allí es hacer parte de recorrido hacia mi propio interior, hacia mi foro más interno, hacia la fe. Cada día es un despertar rodeada de experiencia que me acerca a Dios.

Mi primera experiencia en el viaje actual fue la cara de David (entre otras), cómo reconocía mi voz, después de pasar un año sin contacto, su cara lo expresaba, su voz me lo confirmaba, reconocerme me llevó a sentir… ¡la “piel de gallina”! : El comienzo del camino.

Amanecer tras amanecer, ha sido un aprendizaje de cada uno de los que habéis estado a mi lado. Yo siento que no soy yo la que doy, sino la que recibe y vuelvo cargada de regalos. Regalos llenos de amor y de dolor, que me acercan a Dios. Ésta ha sido la enseñanza. No hay amor sin dolor, ni dolor sin amor. Amor autocompasivo. Enseñanza cristiana, que me acerca a mí misma y por inercia, me deja ver al otro. ¿Cómo pretendía darle al otro lo que no era capaz de darme a mí misma? Aquí lo entendí. ¿Qué me daban los enfermos que conseguían erizar mi piel? Humildad, paciencia, saber esperar, generosidad, agradecimiento… Amor y dolor. ¿Cuánto dolor no tendría Nuestro Padre en la Cruz y cuánto amor dio en ese mismo momento? ¿Cuánto dolor sentiría esa madre al pie de esa Cruz y cuánto amor florecía en ella?

El día de la Hora Santa sentí de nuevo la emoción en mí, ver la Custodia fue hacer desaparecer de mí todos mis juicios y prejuicios y tener un momento de conexión con mi fe. Doy gracias.

En este camino van cayendo vendas de mis ojos, de mi corazón… estoy recorriendo mi camino hacia la fe. Y, como no, todo esto ocurre también por la gran ayuda que me dan mis compañeros de la música, el coro. Ahora sé lo importante que es, lo importante que sois en mi vida; para mí ha sido un medio de conexión con lo más profundo, que me ayuda a escuchar mi emoción y a compartir, me acerca a vosotros, me acerca a mí, me acerca a la Madre, me acerca a Dios. Quiero seguir cantando.

Es un viaje, el viaje de mi vida, el viaje de nuestras vidas. Hoy continuamos de viaje, pero cuando se aproxime la fecha y surja ir de nuevo a Lourdes, allí nos veremos… Si Dios quiere.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *