Estimados Peregrinos todos:
Quedan cuarenta días para la Peregrinación, la Cuaresma del Hospitalario, tiempo de preparación y de oración, tiempo de silencio, de escucha, de meditación y de preparar nuestro corazón para ese encuentro con María.
Muchos son los que ya os habéis inscrito para peregrinar a Lourdes, unos como enfermos, otros para ayudar a los que no pueden, de camillero, enfermera, sacerdote, sanitario, otros peregrinan y participan en todos los actos, de forma anónima y silenciosa, pero todos inscritos con ilusión y esperanza.
Quiero dirigirme a vosotros para, desde la humildad y la sencillez, pedir que nos miremos en nuestro interior, pongámonos en manos de María y hagamos que estos cuarenta días sean un tiempo de preparación espiritual para la Peregrinación.
Saquemos la maleta de nuestro corazón y vaciémosla de todo aquello que sabemos que no debe estar ahí. Miedo, rencor, resentimiento, envidia, … , nadie más que cada uno de nosotros sabe lo que realmente tiene que llevar su maleta y lo que realmente hay en ella y no debe estar ahí, seamos valientes y quitémoslo.
Pongamos la maleta de nuestra Peregrinación sobre la mesilla de noche y vayamos primero vaciando para posteriormente llenarla de ilusión, Fe, esperanza, sonrisa, entrega, … , solo así seremos capaces de encontrarnos con María y por ende, servir a los demás como si fueran el mismo Jesús.
El Evangelio es claro en esto. El Señor nos dice que lo que hagamos con uno de estos, con Él mismo lo hacemos. Cuando levantemos al enfermo, cuando lo vistamos, le sirvamos el desayuno, le ayudemos a comer, le escuchemos, le sonriamos, lo acompañemos, lo consolemos, … , sabed que es el mismo Jesús al que estamos levantando, vistiendo, ayudando a comer, lavando, consolando, …
Sentidlo, vividlo, experimentadlo y disfrutadlo, id notando cómo la alegría os invade, cómo la paz os llena, cómo os sentís personas nuevas, para después anunciar a los demás vuestra experiencia como voluntarios en Lourdes, como peregrinos en Lourdes. Éste es el Milagro de Lourdes, el poder disfrutar, compartir, experimentar al Señor en los demás, y ese contacto, ese encuentro, nos llena, y nos llena de Gracia. Preparémonos para ello, no seamos necios, no perdamos la oportunidad que el Señor nos va a brindar a cada uno de nosotros durante esos días, no nos dejemos llevar por nuestra soberbia y digamos al yo que calle, para dejar hablar al Tú.
El enfermo descubre al Señor en la entrega y el cariño de la persona que le ayuda, que lo levanta, lo viste, lo lava, le sonríe, que no mira más que el corazón, lo escucha, le empuja el carrito para ir de un sitio a otro. Siente al Señor como el Buen Pastor, el que lo toma y lo lleva, el que lo cuida y lo mima. Que importante es sonreír, que importante es la mirada, que importante es la escucha… Sed conscientes que el Señor es y se vale de cada uno de nosotros para llegar a los demás, para llegar a aquellos que más lo necesitan. Seamos instrumentos válidos, preparémonos para ser instrumentos en manos del Señor.
Cuando nos inscribimos de voluntario, adquirimos un compromiso personal con el Señor, yo quiero ser voluntario, yo quiero servir al enfermo, yo se que Tú estás en él. Seamos consecuentes y responsables, solicitemos hacer el servicio que podamos hacer, solicitemos hacer las guardias de vigilancia y asistencia a los enfermos en el Accueil, que sepamos que vamos a poder hacer, a pesar del cansancio, a pesar de la fatiga, a pesar de todo, el servicio es lo primero y seamos conscientes de la responsabilidad del mismo.
Por último solo me queda, en nombre de la Hospitalidad, darte las gracias por tu compromiso, tu ilusión, tu servicio, tu entrega, tu sonrisa, Gracias y desearte una provechosa, feliz y fructífera Peregrinación.
Joaquín Martínez Pérez
Presidente de la Hospitalidad