Carmen ha peregrinado a Lourdes este año por primera vez como enferma y nos cuenta su testimonio:
“Este año 2017 he tenido la oportunidad de viajar a Lourdes con la Hospitalidad, de la cual mi hermana María José es voluntaria desde hace algún tiempo. Como resido en Almería, mi peregrinación comenzó antes y terminó después de las fechas previstas en el programa oficial. Aunque os parezca mentira, el viaje (autobús nº 1 ambulancia), la estancia y la experiencia vivida allí, me han resultado cortas y breves, y eso que el programa de actos era extenso e intenso.
Ya en mi juventud tuve la suerte de visitar Lourdes, la Virgen, la Gruta y el complejo religioso, pero nada que ver con esta Peregrinación en la que he participado como enferma.
Comprendo que la finalidad de este viaje es llevar a las personas delicadas de salud a ver a la Señora, para rezarle, para pedirle y para darle también las gracias, pero el comportamiento de la Hospitalidad Murciana y de todos sus voluntarios es ejemplar, encomiable y envidiable. ¡Cómo cuidan a los enfermos! ¡Cómo los atienden! ¡Cómo se preocupan de ellos! ¡Qué cariñosos son! Personalmente me he sentido “mimada” y querida por todos y eso que era mi primera peregrinación y que yo no os conocía antes a ninguno y que venía de Almería. Nada de ello ha sido obstáculo para sentirme integrada desde el primer momento.
Por estos motivos quiero daros muchas gracias a todos los voluntarios: los que habéis conducido los carritos de paseo a diario; los encargados de las habitaciones, del comedor, de las piscinas de los enfermos; los que entonan canciones mientras esperamos en las piscinas; ¡esos ángeles que son los niños del agua!; los que han depositado los equipajes al llegar en las habitaciones y los que los han recogido y cargado de nuevo en el autobús; los que nos han velado mientras dormíamos; los que componen el equipo médico; los que componen el coro de las celebraciones eucarísticas, etc.
No quiero olvidarme de dar la enhorabuena a la organización de esta Hospitalidad, porque sería injusto, ¡es admirable cómo han resultado todos los actos litúrgicos y religiosos previstos! ¡Qué solemnidad y grandiosidad! ¡Qué orden, qué obediencia, qué disciplina y jerarquía en perfecta armonía! También quiero destacar el papel fundamental desarrollado por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo y por todos los sacerdotes que participaban en la peregrinación. ¡Qué predisposición al servicio y qué facilidad de expresión, vaya predicadores tan buenos!
En fin, no quiero cansaros, solo resumir: ¡Cuántos Sacramentos hemos recibido y cuánta Gracia de Dios y de la Virgen! ¡Qué agradable el viaje y qué bien nos lo hacéis pasar! ¡Qué buenos sois! El lema lo dice todo: amar, dar, servir y olvidarse”.