El 13 de Febrero se celebró en Murcia un Encuentro Diocesano de la Hospitalidad en la Santa Iglesia Catedral, un acto que este año ha sustituido a la tradicional Convivencia Diocesana, debido a que las condiciones sanitarias todavía desaconsejaban su celebración.

Y más que un encuentro, lo podríamos calificar de reencuentro en el que se han cerrado exactamente dos años desde la última convivencia. Reencuentro entre muchos Hospitalarios, enfermos y amigos que han pasado dos años sin verse. Abrazos, gestos y complicidades. También muchas conversaciones de cómo hemos cambiado, si uno peina más canas, de si el otro a “pasado el COVID”, si este tiempo de pandemia nos ha hecho mejores o peores…

Y recuerdos con momentos especiales para los que ya no están con nosotros. Quizás si transcurren dos años en el que nos hubiésemos estado viendo “como siempre” no lo hubiésemos notado tanto, pero ayer muchos buscaban a los ausentes, convencidos de que no habían pasado estos dos años y que sólo había transcurrido un mes desde la anterior convivencia: delegados, sacerdotes, sanitarios, enfermos, mayores y jóvenes, familiares y amigos, hospitalarios de antaño y también de los que tenían la ilusión de hacer su segunda o tercera peregrinación. Ayer quién no buscaba a una amiga que al pasar te decía “nene, ponme más cerca que desde aquí no veo a la Virgen” o a quien organizara la procesión claustral a la perfección, o aunque el acompañamiento musical de la Catedral no fuese el coro, pero durante el triduo sí que faltó el “tañido” de algún instrumento, o esa sonrisa sempiterna de quién te la contagia y lo seguirá haciendo cada día. Descansad en paz todos, porque ayer estabais muy presentes en la Catedral. Que Nuestra Señora haya intercedido por vosotros, y que vosotros sigáis intercediendo por nosotros. Habladle a Dios de nuestra Hospitalidad, que nosotros aquí os mantendremos a todos presentes como ejemplos de vida entregada a los demás.

A las once y cuarto dio comienzo el Rosario a cargo de D. Francisco José Azorín, Viceconsiliario de la Hospitalidad Diocesana. La imagen de la Virgen en su trono, donado hace aproximadamente tres años por la Delegación de Yecla, recorrió por dos veces el interior de la Catedral, siendo acompañada por parte de los asistentes con las velas que tradicionalmente se utilizan en la Procesión de las Antorchas que diariamente se celebra en Lourdes al caer la noche, también con el rezo del Santo Rosario. El resto de amigos pudieron seguir la procesión claustral desde los bancos, permitiendo entre todos cumplir con las medidas sanitarias recomendadas y no dando lugar a aglomeraciones.

A las doce en punto se inició la Eucaristía, con la solemnidad que requiere la festividad que se estaba celebrando. Presidió el Obispo de la Diócesis, Monseñor Lorca Planes, que tuvo varias muestras de alegría de poder estar celebrando este Encuentro con la Hospitalidad. Así lo dejó patente cuando, tras incensar la imagen de la Virgen al inicio de la celebración, se dirigió a los enfermos simplemente para darles “los buenos días” y en la homilía, donde destacó la asistencia de Hospitalarios, en concreto a los jóvenes y niños que tanta alegría estaban dando al Templo con su presencia. Precisamente en un día en el que no pudieron desarrollar su servicio de dar agua, su presencia fue igual de alegre y contagiosa. Concelebraron, entre otros sacerdotes, el Consiliario de la Hospitalidad, D. Luis Emilio Pascual, así como el ya citado Viceconsiliario.

Con la Salve Regina, se concluyó el Encuentro que, si bien pudo saber a poco, no debe dejar de ser el primer escalón que nos debe llevar a Lourdes en Junio con la Peregrinación Diocesana. Sin perder la prudencia ni el respeto a la pandemia, que nos ha demostrado la increíble fragilidad del ser humano en la enfermedad, pero con la ilusión y el optimismo de que cada día que pasa es un día menos para que nos volvamos a encontrar, como comunidad, delante de la Gruta de Massabielle.