Todas las personas tienen su historia relacionada con su Peregrinación Diocesana a Lourdes: “Yo llevo 42 años sin falta viajando a Lourdes. Nuestra Señora de Lourdes. Ruega por nosotros” comenta en Redes Sociales Luis Onteniente, que vive cada Peregrinación como si fuera la primera y que cada día de estancia en Lourdes comparte su experiencia con los nuevos Hospitalarios. En el otro polo se encuentra Pablo Romero, seminarista y primera Peregrinación Diocesana a Lourdes, que ha irradiado alegría durante todo su servicio a los enfermos.

Entre medias de ambas historias, que son extremos, hay quien diría que entre el blanco y el negro está la escala de grises, pero mejor diremos que está toda la escala de colores vivos que podamos imaginar, y para afinar aún más, diremos que están las 1.200 historias que han viajado a Lourdes entre el 24 y el 29 de Junio de 2016.

Cánceres superados, otras enfermedades en plena lucha que seguro que han vuelto con un ánimo renovado, acciones de gracias, peticiones y ruegos, abuelos, padres, hermanos y niños, recién nacidos y otros que vienen en camino; también aquellos que ya disfrutan de la presencia del Padre y quienes no se han podido venir precisamente por enfermedad o por acompañar a familiares. Todas las historias han quedado a los pies de Nuestra Señora de Lourdes en su roca vieja de Massabielle.

Y en torno al lema del año “Misericordiosos como el Padre” han quedado depositadas nuestras oraciones. El Padre no guarda rencor de nosotros cuando no obramos bien, es más, nos perdona y nos vuelve a acoger. No hay Misericordia más grande, pues es infinita, y a eso estamos llamados durante este año, a tener Misericordia infinita, como el Padre la tiene con nosotros.

Y el Hospitalario, que no es perfecto, peregrina a Lourdes a encontrarse con el Padre y con María, para rogar que nos conceda precisamente ser misericordiosos, saber perdonar y quedarnos sólo con lo bueno de todos y cada uno. Sólo así podemos llamarnos Hospitalarios, vivir nuestra Fe en comunidad y hacer bueno nuestro lema de Amar, Dar, Servir y Olvidarse… Olvidarse de uno mismo y de todo lo que nos rodea (lo superfluo, lo mundano y terrenal) para entregarnos a los demás.

Comenzó la Peregrinación el Sábado con los actos penitenciales, de manera que pudiéramos predisponernos a vivir estos días limpios y libres de pecado. También tuvo lugar la Presentación de la Peregrinación, donde el Presidente Diocesano, D. Joaquín Martínez, en un emotivo discurso, enumeró motivos de alegría por los que el Hospitalario debe sentirse orgulloso: “Que tangamos la Fe para bajar a nuestros hermanos enfermos por los tejados y ponerlos en presencia de Jesús” concluía el Presidente para dar paso a la Ofrenda de Flores, Fruta y otras dádivas a la Virgen.

El Domingo comenzó con la celebración de la Misa Internacional, que nuestro Obispo D. José Manuel Lorca presidió. Una Eucaristía en las distintas lenguas que estaban presentes, que remarca el carácter universal de nuestra Iglesia, unida en torno a la misma Mesa, independientemente de la nacionalidad, raza o color. Al fin y al cabo, como hizo alusión D. José Manuel durante la Homilia, cualquier oración sube al cielo, y pasa por tu camarín, y en Lourdes, por la Gruta.

Foto de grupo a continuación para por la tarde tener la oportunidad de vivir un acto nuevo, sólo para este año, que es el paso por la Puerta de la Misericordia, como mandato del Papa Francisco para este año de cara a ganar las indulgencias plenarias. El Obispo de Tarbes-Lourdes Monseñor Nicolás Brouwet mandó instalar la Puerta Santa en una de las entradas de los Santuarios. De este modo, y cumpliendo con el resto de requisitos del Papa, esto es, Sacramento de la Reconciliación, celebración de la Santa Eucaristía y oración por las intenciones del Santo Padre realizadas en ese momento, la Hospitalidad pasó en comunidad por la Puerta Santa, bajo la aspersión con agua bendita de D. José Manuel y D. Francisco José Azorín, Viceconsiliario de la Hospitalidad. Un acto emotivo y especial.

Tras un paseo por la Pradera frente a la Gruta, la Peregrinación se dispuso a participar de la Procesión Eucarística; En Lourdes se celebra el Corpus Christi cada día, un bendición más del Señor para esta tierra de María, lo que nos permite poder adorarle.

La tarde del Domingo concluyó con el Via Crucis de Enfermos, donde pudieron compartir en cada estación su testimonio y vivencia. Todos los asistentes se enriquecen y se fortalecen de poder comprobar cómo se hace presente la Gracia de Dios en donde menos lo esperas.

Casi a la par, la reunión de jóvenes con el Obispo, donde con casi 300 asistentes, incluso gente de otras Peregrinaciones, los jóvenes que durante el año participan y colaboran con la Hospitalidad prepararon una oración intensa, con la colaboración de la Hospi Junior, donde se pudo disfrutar de momentos de reflexión, testimonios y momentos de participación, para quedarnos al final con un mensaje: a veces, la Misericordia del Padre se ve superada “por las cosas de su Madre”, por la Misericordia de María, que intercede por nosotros ante el Padre, dicho de manera coloquial, buscándonos un atajo. También se presentó de manera oficial el XXXV Encuentro Nacional de Jóvenes Hospitalarios, que tendrá lugar en Murcia a la vuelta del verano.

El Lunes, tercer día de Peregrinación, pero no por eso menos importante: arrancaron los actos temprano con la Unción de los Enfermos y la Hora Santa. Momentos de intensidad máxima pues Jesucristo se hace presente entre los enfermos y acompañantes. El acto de la unción no es sólo para moribundos sino para aquellos que con su enfermedad quieren vivir. El Cristo de Galilea pasó una vez más, uno a uno, por entre todos los enfermos, tocándolos, mirándolos y ungiéndolos, dándoles su bendición. Sin duda, la mañana más especial, acompañada por un Coro Hospitalario que cada vez gana en madurez, en instrumentos, en voces… pero de nada valdrían si no sintieran lo que cantaran. En este caso, los que forman el coro viven desde este servicio a los demás cada acto, lo cual hace estragos en algunos momentos en los que no sale la voz por la emoción. A la par, para Peregrinos y Hospitalarios, se celebraron dos Via Crucis, uno de ellos testimonial, y el otro el de la Montaña, con las impresionantes y monumentales estaciones de bronce.

Por la tarde, paso por la Gruta de Massabielle, Otro de los momentos más esperados por todos, pues aunque tengas ocasión durante la Peregrinación de acercarte a rezar, es en este momento cuando una lenta fila de murcianos, pues aunque lo hacemos sin pausa, no hay prisa, depositan sus intenciones a los pies de la Virgen. Lágrimas de alegría se desbordan al tocar la Gruta, que no se nos olvide, justo donde la Virgen María se posó para hablar con Santa Bernadette. Por un lado se entra a la Gruta emoocionado, donde el Obispo espera para saludar y bendecir a cada todos y cada uno de los murcianos, y por el otro lado se sale con una “sonrisa tonta” inevitable e imborrable.

Y por si faltara poco al día, tras un rato de fiesta y convivencia a cargo de las Delegaciones y de la Hospi Junior, tras la cena se participó en la Procesión de Antorchas. Vela en mano, acompañamos a la Virgen mediante el rezo y la meditación del Rosario.

El Martes, último día, la Despedida en la Gruta, junto con los hermanos de Toledo y Palma de Mallorca. Presidida por el Obispo Auxiliar de Toledo, Monseñor Ángel Fernández Collado. Despedida marcada por un “hasta el año que viene” de todos los asistentes. Durante la Eucaristía, la Gracia del Señor de nuevo presente, con una renovación de votos matrimoniales, una renovación de votos sacerdotales y coincidiendo con la consagración, el nacimiento de una nueva Hospitalaria, como anunció D. Luis Emilio Pascual justo al finalizar la Eucaristía. También se procedió a la Bendición del estantarte de la recién creada delegación de Sangonera la Seca.

Sin duda, nunca es “una Peregrinación más”. Cada una tiene sus 1.200 historias, peticiones, acciones de gracias… como una escala de colores vivos. Desde los más mayores hasta los bebés. Desde los voluntarios hasta los peregrinos. Los hermanos enfermos que tanto nos enseñan y nos ayudan a vivir y comprender nuestra Fe. Gracias a Dios y a Nuestra Señora de Lourdes. Gracias a todos por querer acercarnos a la Misericordia del Padre… en este caso, desde algo tan de su Madre cono es la Peregrinación Diocesana a Lourdes.

Queda un año para la XIL Peregriación Diocesana a Lourdes 2017, comencemos a vivirla… YA.

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