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«Lourdes es un stop en la vida. Lourdes es un mundo donde no todo funciona como funciona en el mundo, donde gastas tu tiempo de vacaciones en no descansar tú y sirves a los demás, donde te «matas» por acompañar a un enfermo hasta donde se celebra el siguiente acto». Con estas palabras cerraba Joaquín Martínez, Presidente de la Hospitalidad, el acto de la Reunión de Jóvenes con el Señor Obispo de la Diócesis, Don José Manuel Lorca.

Quizás sea una buena forma de resumir la tan ansiada Peregrinación Diocesana a Lourdes de este año 2014. Ansiada por la larga espera, casi travesía por el desierto, la que muchos Hospitalarios comentaban en la llegada de los primeros enfermos al Accueil Notre Dame, residencia donde se alojaron los casi 200 peregrinos que precisaban de una mayor atención que el resto. Ojo, atención física, que no espiritual, pues en esto todos llegamos con una mochila por llenar y nos hemos vuelto con el alma llena.

La Peregrinación de este año ha sido una sucesión de emociones desde el primer día. En la presentación de la misma ya se empezaron a ver las primeras lágrimas de felicidad y nostalgia por aquellos que, por un motivo u otro, no nos han podido acompañar. D. David Gascón, Consiliario de la Hospitalidad durante 30 años, que seguro ha intercedido por sus murcianos durante nuestro viaje (¡Gloria al Señor!). También D. Javier Azagra, Obispo Emérito de la Diócesis, que tanto disfrutaba frente a la Gruta y al que le mandamos un cariñoso saludo. También fue especial para Luis Emilio Pascual, Consiliario de la Hospitalidad, que ha podido dirigir su primera Peregrinación al frente de la Hospitalidad.

Se aprovechó este primer acto para hacer entrega de los donativos al Santuario de Lourdes y a la Hospitalité Notre Dame de Lourdes que se recogieron el año pasado tras la suspensión de la Peregrinación, destinados a las ayudas para la reconstrucción de los Santuarios que este próximo invierno continuarán y también se entregaron las medallas de bronce y plata a aquellos camilleros y enfermeras de la Hospitalidad que alcanzan la condición de Auxiliares y Hospitalarios, respectivamente.

El día finalizó con las celebraciones penitenciales para enfermos y para el resto, disponiendonos así a vivir plenamente estos días de Peregrinación.

Y sin duda se hace necesario, pues la jornada del Domingo arrancó con nuestra participación en la Misa Internacional, junto con el resto de Hospitalidades presentes, fuese cual fuese su idioma, destacando así la universalidad de la Iglesia.

Durante esta jornada, el tiempo no acompañó y la lluvia hizo que tuviera que suspenderse la foto de familia, que se realizó al día siguiente y la Procesión exterior del Santisimo, siendo expuesto directamente en la Basílica Subterránea de San Pio X.

Tras la cena, los enfermos celebraron su particular Via Crucis, donde quien quisiera, podia ir dando su testimonio, ejemplo para los demás de como Jesucristo se hace presente y ejemplo de aceptación de enfermedades, minusvalias y dolencias.

Los Jóvenes también tienen su noche, como comentabamos al inicio. Siguiendo el lema de 2014: la Alegría de la Conversión, el Hermano José Manuel, Fraile de la Luz (antes Hector Madrona, pues por ese nombre seguro que muchos le conoceréis) contó su vida y como la llamada de Dios le llegó como una «certeza, que no podía ser otra cosa ni estar más seguro». Ante 300 asistentes, sembró una semilla con su testimonio que fue muy comentado durante el día siguiente.

Y ya alcanzado el ecuador de la Peregrinación, la jornada del Lunes nos deparó algunos de los momentos más intensos. Temprano comenzó la Unción de Enfermos en la que toda la Hospitalidad unida pidió a Dios la salud de cuerpo y alma de todos los enfermos. Un año más, el Cristo de Galilea volvió a pasar entre los enfermos, sanando y consolando.

En dicho acto, el equipo médico de la Hospitalidad, encabezado por su director, el Dr. Jerónimo Tornel y por la responsable sanitaria Teresa López, participó activamente tanto en las diversas lecturas de la celebración como en la administración del Sacramento de la Unción, acompañando por parejas a cada sacerdote, portando los Santos Óleos. Gran representación sanitaria la de este año, con mucha gente joven nueva que esperamos hayan disfrutado la experiencia.

Acto seguido, mientras Peregrinos y Hospitalarios subían la montaña para celebrar su Vía Crucis, los enfermos esperaban sin saberlo el que posiblemente fue el momento cumbre de esta Pereginación. Jesús Eucaristía pasó uno por uno, parándose delante de cada enfermo y bendiciéndolo. Mientras tanto, los Hospitalarios que participaron en el coro fueron, entre lágrimas, instrumentos suyos nunca mejor dicho. Cantos, cuerda, órgano… hicieron de la Basílica un verdadero espacio de adoración y gracia.

Esa tarde, quien quisiera podía cumplir uno de los mandatos que la Virgen dejó a Santa Bernardita, de ir a lavarse a la fuente: turno de piscinas para nuestros enfermos que continuó con el paso por la Gruta de las Apariciones, tocando y besando la bendita roca donde María puso su pie.

Antes de la Procesión de las Antorchas, se realizó, por un lado, la ofrenda de los niños de agua en piscinas, donde depositaron flores, pañales, caramelos… Que podrán ser utilizados por aquellos niños que vayan a bañarse en el agua de Massabielle. Por otro lado, los enfermos vivieron una fiesta, sólo como los españoles sabemos hacer: música y fiesta a cargo, entre otros, de algunos de nuestros enfermos, de la Hospi Junior y las Delegaciones de Águilas y Totana.

Noche agradable la que acompañó para la Procesión Marial de las Antorchas, donde tras muchos años, la Hospitalidad de Murcia tuvo el honor de volver a presidir, siendo portada la imagen de la Virgen por ocho camilleros murcianos y formando su cortejo cuatro guapas enfermeras de la Hospitalidad. La Procesión fue encabezada por la delegación Murciana.

El último día, misa de despedida en la Gruta, presidida por el Sr. Obispo, que invitó a los enfermos a vivir con esperanza y felicitó a los hospitalarios por el servicio que realizan, animándoles a seguir trabajando con la ilusión y alegría que les caracteriza.

1.400 personas, 1.400 certezas de saberse llamados a peregrinar a Lourdes. La Virgen nos llama y luego se aparta para que nos encontremos con su hijo Jesucristo, auténtico centro y razón. A cada uno de nosotros la ha llevado hasta la Ciudad de María un motivo: darse a los demás, rezar por lo que se quedaron, poner a los pies de la Virgen sus defectos, dar Gracias… Desde los niños hasta los más mayores, todos tenemos una certeza en nuestro interior que nos ha hecho viajar este año a Lourdes.

En definitiva, el Señor se ha derramado copiosamente en el que ayuda y en el que es ayudado. Cada momento vivido en Lourdes es un regalo y una sonrisa del cielo. Cada oración frente a la Gruta ha sido atendida por la Madre y llevada por ella hasta el mismo corazón de Jesús.

No dejemos de vivir Lourdes los 365 dias del año y… Hoy comienza la cuenta atrás para la XLVII Peregrinación Diocesana a Lourdes de 2015.

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